lunes, marzo 19, 2007

Moscas de antimateria

Tontas moscas que no me dejan en paz.
Pensé que el invierno las iba a callar,
o que el cambio de piel podía despistarlas.
[Ahora huelo a gengibre, a humo dulce y a sal de mar]
Dejé hidromiel en la ventana, manzanas en la puerta, ropa sucia en el salón.
Tenté a algunas pero las más tercas se rehúsan a dejarme : todavía no las contenté. Son un lastre con alas.
De nada me sirve volar, así, en este exoesqueleto en vez de alas tengo pies.
[Pies para bailar]
Sobre todo para bailar. Y olvidarme de las tontas moscas que no me dejan en paz.

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta el blog de harina
:)

harina dijo...

;° gracias.

la mujer habitada dijo...

Alguna vez leí:
Las calaveras bailan sin saber por qué
Y se mueren sin darse cuenta.

Bailar es antídoto para casi todos los males de la monotonía. (incluyendo las moscas)

Saludos

Anónimo dijo...

Ojalá, pasado el tiempo, esas moscas ya no formen parte de tus días, ni siquiera en el recuerdo.

Bailando se deben haber marchado. Bailando bailando bailando.