Tengo un agujero dentro.
No sé decir exactamente donde, pero lo tengo.
No es frío como un pozo ni caliente como un agujero negro.
Sólo está ahí,
Marengo y difuso
Y aunque no me impide vivir, me llena la sangre de una tibia melancolía
Su efecto se extiende por mis venas y me hace sentir como si hubiera perdido algo que realmente nunca tuve derecho a poseer.
Emite vacío y dentro acoge a una espiral de tiempo.




3 comentarios:
che manita, lo de los espejos te salió super lacaniano, me quito el sombrero, yo estudiando 7 años y lo planteas tan bien... magistral
Será una suerte de condena que tenemos algunos? Esa bendita/maldita melancolía que hace sentir que nada nunca es suficiente. Esa bendita/maldita melancolía que nos empuja a seguir caminando.
Esa sensación, esa compañera de los otoños y de los atardeceres de lluvia... en sábado.
Recién descubro tu blog. Definitivamente la blogosfera boliviana es maravillosa :)
me gustó mucho el post..me llegó justo en el momento adecuado
un saludo Fer
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